No cabe duda de que la sociedad ha tenido una enorme evolución tecnológica en las últimas décadas y además sigue evolucionando a pasos agigantados. Esto es algo que afecta directamente al modo de vida de la población y por tanto también se vive en las aulas. Según el informe realizado por L. Sánchez et al. (2015)(1), el 40,3 % de los adolescentes entre 12 y 18 años emplean Internet con el fin de aprender mejor o sacar mejores notas, lo cual se antoja un valor bastante bajo en relación a otros usos, como simplemente pasar el rato con un 95,1%. Cabe hacerse entonces las siguientes preguntas: ¿qué nos dejan entrever estos datos?, ¿y cómo se puede enfocar la educación tecnológica en las aulas?
De los datos anteriores, se puede interpretar que los alumnos tienen un bajo interés en general por generar conocimiento por sí mismos. Desde el punto de vista docente, se podrán adoptar ciertos enfoques para poder mejorar la educación tecnológica de los educandos (2):
El uso de la tecnología en el mundo laboral. Hacer comprender a los alumnos el uso y desarrollo que tiene la tecnología fuera del instituto y en puestos de trabajo en los que se pueden ver el día de mañana, de manera que adquieran un pensamiento desde el punto de vista práctico y adquirieran habilidades que les serán útiles.
La resolución de problemas. En este apartado nos referimos a dos tipos de problemas distintos. Por un lado a lo que sería la resolución de problemas relacionados con los contenidos de las materias impartidas, enseñando a emplear las herramientas adecuadas para un mejor análisis y resolución de los mismos. Por otro lado, nos referimos también a adquirir una mayor conciencia de problemas del mundo real, y que atañen a toda la sociedad y no únicamente al instituto, así como tratar de razonar posibles acciones para solventarlos o reducirlos. Dentro de estos últimos problemas nos podemos encontrar el ciberbullying, el cambio climático, las crisis energéticas o económicas, etc.
Aprendizaje de conceptos. Debemos pensar que la mayoría de los alumnos saben utilizar la tecnología, pero no saben lo que hay detrás de ella, y esto puede ser peligroso. Pongamos un ejemplo para verlo claro. Un alumno coge su calculadora científica y calcula una determinada función trigonométrica de un determinado ángulo. El profesor le dice que el valor no es correcto, pero el alumno insiste en que es lo que le ha dado la calculadora, sin saber que tiene la calculadora programada para trabajar en radianes y el ángulo lo ha introducido en grados, no conociendo la diferencia que existe entre ambas soluciones. Por tanto, se debe trabajar también desde un enfoque de conceptos para saber emplear la tecnología adecuadamente.
El uso de la tecnología no debería quedarse como el uso de un dispositivo que es una caja negra y no conocemos nada de su funcionamiento. Justo al revés, se debe generar inquietud en el alumnado para que aprendan el por qué de las cosas, lo que les llevará a tener un sentido crítico de lo que están haciendo, y que a la vez les ayudará en la resolución de ciertos problemas vistos en los puntos anteriores y a adquirir cultura tecnológica.
“El contar con productos tecnológicos sin una cultura tecnológica nos puede ayudar a vivir pero no a pensar.”(Aquiles Gay)
Los enfoques propuestos podrían estar integrados en un solo enfoque denominado STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), propuesto por Y. García et. al (2017)(3), donde se explica: “La educación STEM se puede entender, en el contexto de las ciencias integradas, como una aproximación para la enseñanza de las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas de forma interdisciplinar, donde la rigurosidad de los conceptos científicos es desarrollada mediante actividades didácticas inmersivas aplicadas al mundo real. Al trabajar bajo este enfoque, los estudiantes aplican elementos de aquellas áreas, en contextos que vinculan la escuela, la comunidad, el mundo laboral, y la industria”. Aunque el estudio anterior hace referencia incluso a ingeniería, es algo totalmente extensible al ámbito de un instituto.
Si analizamos lo que dice la ORDEN ECD/489/2016, de 26 de mayo, por la que se aprueba el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria y se autoriza su aplicación en los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Aragón, encontramos que todos estos enfoques están recogidos indirectamente en las competencias clave de la asignatura Tecnología:
“La Tecnología contribuye a la adquisición de la competencia en ciencia y tecnología principalmente mediante el conocimiento y comprensión de objetos, procesos, sistemas y entornos tecnológicos, y a través del desarrollo de destrezas técnicas y habilidades para manipular objetos con precisión y seguridad.” Se corresponde con el enfoque de la tecnología en el mundo laboral y aprendizaje de conceptos.
“La resolución de un problema de forma autónoma y creativa, la evaluación reflexiva de diferentes alternativas, la planificación del trabajo y la evaluación de los resultados proporcionan habilidades y estrategias cognitivas y promueven actitudes y valores necesarios para el aprendizaje.” Se corresponde con el enfoque de resolución de aprendizaje de conceptos.
“El diseño de objetos y prototipos tecnológicos en el desarrollo de la resolución de necesidades sociales requiere de un componente de creatividad y de expresión de ideas a través de distintos medios, que pone en relieve la importancia de los factores estéticos y culturales en la vida cotidiana.” Se corresponde con el enfoque de resolución de problemas.
Tras haber visto los distintos enfoques que se le puede dar a la educación tecnológica, parece que cada uno de ellos es imprescindible. Por tanto, se deberá tener todo ello en cuenta a la hora de realizar el diseño instruccional de la asignatura(4): haciendo un análisis de a dónde queremos llegar y qué es necesario, realizando el desarrollo del análisis, el diseño de las actividades, la implementación de las mismas y la evaluación tanto de los alumnos como del método. Para concluir, se plantea al lector una pregunta para invitar a la reflexión: la base para que los alumnos alcancen los objetivos propuestos en los enfoques es la motivación, pero, ¿llegarán a adoptar como costumbre en su día a día la necesidad de hacer un buen uso de las tecnologías para seguir aprendiendo al acabar la docencia?
A. Sesma
Referencias:
(1) Sánchez, L. Crespo, G. Aguilar, R. Bueno, F.J. Aleixandre, R. Valderrama, J.C. Los adolescentes y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Valencia, España: Unitat de Prevenció Comunitaria de ConductesAdictives (UPCCA-Valencia).
(2) Falcó, J.M. 2021. Diseño curricular e instruccional, conceptualización. Zaragoza, España: Universidad de Zaragoza.
(3) García, Y. Reyes, D. Burgos, F. 2017. Actividades STEM en la formación inicial de profesores: nuevos enfoques didácticos para los desafíos del siglo XXI. Revista electrónica Diálogos Educativos.
(4) Falcó, J.M. 2021. Diseño curricular e instruccional, modelos. Zaragoza, España: Universidad de Zaragoza.
Me parece un ensayo completo en cuanto a información pero me faltaría que aportase un poco más de aplicación práctica
Aun con todo creo que está todo bien estructurado y es agradable de leer.
La bibliografía está muy bien
Me ha gustado mucho como has presentado la introducción y los 3 enfoques. Si tuviera que poner una pega sería el haber enumerado las competencias clave, quizás con referenciar la ley habría sido suficiente.
Tu aportación personal resulta ambigua. "Parece que" no es un argumento basado en evidencias o experiencias. Enumerar las etapas del diseño instruccional tampoco concreta cómo aplicar tu propuesta de enfoque ¿mixto? ¿híbrido?. Tu conclusión no supone un desafío en el ejercicio de la función docente o para la formación del profesorado.
Me parece muy claro el resumen de tres posibles enfoques: mundo laboral, resolución de problemas y aprendizaje de conceptos o alfabetización. Muy buen trabajo en relacionarlos con el currículo de Aragón.