“Si había una habilidad vital que todos en el planeta necesitaban, era la capacidad de pensar con objetividad crítica”. Josh Lanyon
Tal y como dijo Arne Tiselius, bioquímico galardonado con el Premio Nobel: “Vivimos en un mundo donde desafortunadamente la distinción entre verdadero y falso parece ser cada vez más borrosa por la manipulación de hechos, por la explotación de mentes acríticas y por la contaminación del lenguaje”. Dicha afirmación fue formulada en los años 50 y actualmente podemos afirmar que esta situación ha empeorado. Debido al auge de la tecnología tenemos acceso a mucha información, pero no somo capaces de distinguir cuál es veraz o no, por ello adquirir un pensamiento crítico es una de las competencias imprescindibles en el siglo XXI (Jacques Boisvert, 2004).
Existen múltiples definiciones de pensamiento crítico, bajo mi criterio, una de las más comprensibles es: “El pensamiento crítico es un conjunto de habilidades cognitivas esenciales para la interpretación, análisis, evaluación, inferencia, explicación y la autorregulación”. (Facione, 2007)
Existe una necesidad de adaptar la enseñanza a la sociedad el acceso a la información. Hoy en día, teniendo un teléfono móvil, puedes acceder a información en cuestión de segundos. El reto educativo no es enseñar contenidos enciclopédicos, ni sólo acceder a ellos, sino formar al alumnado para que puedan filtrar la cantidad de información disponible.
José Carlos Ruiz, filósofo español, publicó el libro ‘El arte de pensar’ en 2020, en el que explica la importancia de desarrollar el pensamiento crítico. A continuación, se muestra un video con su punto de vista:
¿CÓMO PODEMOS TRASLADAR EL PENSAMIENTO CRÍTICO AL ALUMNADO?
Una de las herramientas a utilizar es la conocida Taxonomía de Bloom, diseñada por el doctor en educación de la Universidad de Chicago Benjamín Bloom en 1956 y posteriormente revisada por Lorin Anderson y Krathwohl en 2000. La taxonomía de Bloom es jerárquica, es decir, asume que el aprendizaje a niveles superiores depende de la adquisición del conocimiento y habilidades de ciertos niveles inferiores. Al mismo tiempo, muestra una visión global del proceso educativo, facilitando la evaluación. En definitiva, mediante el uso de esta herramienta, podremos comprobar si el alumnado ha alcanzado el pensamiento crítico.
Barbara Fowler (2002) afirma que la taxonomía de Bloom divide en tres dominios la forma en que las personas aprenden: dominio cognitivo, afectivo y psicomotor.
Dominio Cognitivo: hace referencia a cómo se procesa la información, a las habilidades y capacidades intelectuales que actúan para manejar la información. Abarcando las siguientes áreas: conocimiento, la comprensión, la aplicación, el análisis, la síntesis y la evaluación.
Dominio Afectivo: alude al papel que juegan las emociones en el proceso de aprendizaje. Analizando actitudes, intereses, sentimientos, emociones, valores y prejuicios del alumno.
Dominio Psicomotor: permite conocer como intervienen las habilidades corporales, destrezas de tipo motor, coordinaciones neuronales y musculares en el desarrollo del aprendizaje del alumno.
Tanto la Taxonomía Original como la revisada por Anderson y Krathwohl se centran en el dominio cognitivo. A continuación, se muestra una imagen comparativa de la Taxonomía de Bloom y de su posterior revisión realizada por Anderson y Krathwohl:
Ilustración 1: Taxonomía de Bloom 1956 y 2000.
Se observan varias modificaciones, la primera es pasar de nombrar sustantivos a verbos en infinitivo, además de sustituir Síntesis por Evaluar (5º nivel) y Evaluación por Crear (6º nivel).
Centrándonos en la Taxonomía de Bloom modificada en el año 2000, cada nivel está asociado a unos verbos (en infinitivo), usados para concretar objetivos de aprendizaje. Para realizar los objetivos se debe tener en cuenta el nivel de desarrollo de los alumnos y la congruencia con las tareas propuestas para trabajar los contenidos. Para realizar una evaluación se debe comprobar si, tras el proceso de aprendizaje desarrollado, el alumno ha conseguido adquirir nuevas habilidades y conocimientos. La aplicación de la taxonomía de Bloom permite cuantificar cómo ha sido el proceso de aprendizaje del alumno.
A continuación se muestra un esquema con los diferentes niveles (de menos a más) y sus verbos asociados:
Ilustración 2: Palabras clave, niveles Taxonomía de Bloom.
APLICACIÓN DE LA TAXONOMÍA DE BLOOM:
Como docentes, podemos evaluar dicho proceso de aprendizaje haciendo uso de la Taxonomía de Bloom aplicada a las Unidades Docentes que se imparten durante el curso en una materia determinada. Cuando un profesor elabora una programación ha de tener en cuenta estos niveles y, mediante las diferentes actividades, ir avanzando progresivamente de nivel hasta llegar a los más altos.
A continuación, se va a analizar los objetivos de la unidad didáctica “Materiales de uso técnico: Los plásticos”, del curso 3º ESO de la asignatura Tecnología procedente del I.E.S. Monterroso. Se va a hacer uso de la Taxonomía de Bloom modificada por Lorin Anderson y Krathwohl en 2000 (análisis desde un dominio cognitivo).
Para realizar dicho análisis debemos comprobar si en el objetivo se desarrolla alguno de los niveles de la taxonomía, para ello observaremos si aparecen las palabras clave dentro de los objetivos.
Ilustración 3: Objetivos de la Unidad Didáctica.
Las palabras clave (verbos en infinitivo) que hacen referencia a la taxonomía son:
1.RECORDAR
Obj 5.3. Conocer
2.COMPRENDER
3.APLICAR
4.ANALIZAR
Obj 5.1. Establecer
Obj 5.2. Distinguir
5.EVALUAR
Obj 5.3. Valorar
6.CREAR
Bajo mi punto de vista, hay varias incoherencias a la hora de establecer los objetivos.
En primer lugar, no todos los niveles de la taxonomía están cubiertos. Falta la demostración de comprensión básica de hechos e ideas (COMPRENDER), resolver problemas mediante la aplicación de conocimientos adquiridos (APLICAR) y recopilar información combinando sus elementos en un nuevo modelo o proponer soluciones alternativas (CREAR). Al tratarse de un tema tan importante como lo es la energía y sus transformaciones en el área de la tecnología; considero que establecer una buena comprensión del temario, así como su aplicación y la creación de nuevos elementos es fundamental.
En segundo lugar, el Obj 4.5 no está incluido dentro de la Taxonomía de Bloom. Lo hubiese redactado de la siguiente manera: Interpretar elementos, leyes y problemas tecnológicos relacionados con la obtención de energía. De esta manera, COMPRENDER y APLICAR estarían representados y sólo quedaría sin abordar CREAR.
Propongo la siguiente estructura para que todos los niveles de la taxonomía estén representados:
Obj 5.1. Establecer relaciones entre las distintas formas de energía y las formas de generarlas. (ANALIZAR)
Obj 5.2. Distinguir entre los distintos tipos de energía que existen actualmente. (ANALIZAR)
Obj 5.3. Interpretar elementos, leyes y problemas tecnológicos relacionados con la obtención de la energía. (COMPRENDER, APLICAR)
Obj 5.4. Conocer y valorar el impacto medioambiental de la generación, transporte, distribución y uso de la energía, fomentando una mayor eficiencia y ahorro energético. (RECORDAR, EVALUAR)
Obj 5.5. Adaptar las energías actuales para reducir el impacto medioambiental. (CREAR)
Obj 5.6. Mantener una actitud de indagación y curiosidad hacia los elementos, leyes y problemas tecnológicos relacionados con la obtención de la energía.
Tras abordar el análisis cognitivo, voy a realizar un breve análisis sobre los objetivos de la Unidad Docente que favorecen el desarrollo afectivo y psicomotor.
El dominio afectivo alude al grado de interiorización que la actitud revela en la conducta del alumno, puede estar representado por el Obj 5.4. Mantener una actitud de indagación y curiosidad hacia los elementos, leyes y problemas tecnológicos relacionados con la obtención de la energía. Bajo mi punto de vista, éste es uno de los aspectos más complicados para un docente.
El dominio psicomotor no se ve representado en la Unidad Docente y al ser un tema tratado de manera teórica veo complicado su implementación. Sin embargo, una tarea mediante la cual se puede llevar a cabo sería la realización de un cartel/mural en que se comparasen las diferentes formas de energía.
CONCLUSIÓN:
Si queremos conseguir que los alumnos obtengan un pensamiento crítico, en el que cuestionen, pregunten y tengan interés por aprender es necesario tener una buena planificación por parte del docente. Para ello es necesario tener claro, primero; el área de aprendizaje; segundo, que los objetivos estén bien planteados; tercero, que las herramientas de evaluación sean las adecuadas y por último determinar las actividades a realizar. Sin duda, un gran reto para enfrentarse.
Personalmente, creo que para conseguirlo es necesario conocer al alumnado, para posteriormente adaptarse a sus necesidades y lograr que tengan y mantengan interés por aprender. En los grupos que sean más activos y les cueste mantener la concentración durante toda la clase, se puede implementar la realización de tareas cortas y/o dinámicas (kahoot, debates…). Sin embargo, en aquellos grupos menos participativos, se puede dejar tiempo en cada clase para realizar tareas grupales en las que se estimule favorablemente su intervención.
Además, considero que es importante que el alumno de su opinión respecto a los temas tratados en clase, intervenga, y que se equivoque también. Es esencial que haya intercambio de opiniones en el aula y una de mis labores como docente será fomentarlo.
Otro aspecto que considero importante sería conseguir un equilibrio entre dominio cognitivo, afectivo y psicomotor. Desde el área de tecnología es fácil abordar el desarrollo psicomotor debido a la parte práctica de la asignatura (taller de tecnología). Para conseguir dominio afectivo, sería sustancial crear un ambiente positivo en el aula basado en el respeto entre iguales. Por último, para desarrollar el dominio cognitivo, como he desarrollado anteriormente, una buena planificación por parte del docente.
¿Seremos capaces los futuros docentes de conseguir que alcancen los alumnos el pensamiento crítico? ¿Conseguiremos llevar a cabo una buena planificación para conseguirlo?
BIBLIOGRAFÍA:
Falcó, JM. (2021). Análisis de Objetivos. El pensamiento crítico.
Fowler, B. (2002). Longview Community College. Missouri, Estados Unidos. La Taxonomía de Bloom y el Pensamiento Crítico.
Aliga, SW. Taxonomía de Bloom. Universidad Cesar Vallejo. https://www.academia.edu/17961944/4_taxonomia_de_bloom_CESAR_VALLEJO?from=cover_page
Albertos, D., De la Herrán, A. (2018). Desarrollo del pensamiento crítico en estudiantes de educación secundaria: diseño, aplicación y evaluación de un programa educativo. Universidad Nebrija y Universidad Autónoma de Madrid. https://revistaseug.ugr.es/index.php/profesorado/article/view/8416/7150
Moreno, W.E., Velázquez, M.E. (2017). Estrategia Didáctica para Desarrollar el Pensamiento Crítico. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en la Educación, vol.15.
Montoya, J.I., Monsalve, J.C. (2008). Estrategias didácticas para fomentar el pensamiento crítico en el aula. Revista Virtual universidad Católica del Norte. https://www.redalyc.org/pdf/1942/194215513012.pdf
Unidad docente obtenida de:
Un ensayo completo, que incluye referencias a todos los ámbitos de la taxonomía de Bloom.
Un par de posibles mejoras.
* Echo en falta unas líneas que expongan el análisis que vas a desarrollar en el ensayo.
* No se trata de "poner actividades" sino de diseñar una metodología adecuada a los objetivos. Si quieres desarrollar una habilidad, sea en el ámbito psicomotor o en cualquier otro, debes definir qué objetivo(s) quieres lograr antes de diseñar actividades.
¡Muy buen trabajo Yolanda!
Me ha gustado todo en general: la argumentación de la importancia del pensamiento crítico, la explicación de la taxonomía de Bloom de manera clara y además comentando también los dominios psicomotor y afectivo, y tus propuestas de modificación/ampliación de objetivos de la unidad didáctica, que me han parecido muy acertadas.
En el vídeo me ha llamado la atención la alegoría al césped y el árbol. Me parece que es una buena similitud con el desarrollo del pensamiento crítico. Desde luego que es necesario tiempo y esfuerzo para poder desarrollarlo (como pasa en el caso de plantar y hacer crecer un árbol respecto al césped).
En definitiva, ¡enhorabuena por tu trabajo!