Hace unos cuantos años parecía inimaginable que alguien se preguntara cuál era el rol del docente. El docente era quien tenía la verdad, todos los conocimientos y se los transmitía de manera directa y unidireccional a su alumnado a través de la clase magistral, principalmente. Era quien tenía la verdad absoluta sobre los conocimientos científicos o técnicos y del único medio del que se podía aprender, especialmente aquellas personas con menos recursos. Si asemejamos los conocimientos con ladrillos, podríamos decir que la función del docente era poner a disposición del alumnado los ladrillos, pues nadie más poseía ladrillos y por aquella época eran valiosos.
Hoy en día, sin embargo, el docente ya no puede funcionar como una simple enciclopedia andante y parlante, pues estos contenidos (“estos ladrillos”) están al alcance de un clic para la mayoría de personas. En la era de la información el profesor ya no es el único poseedor de la verdad, ha sido desbancado por Siri o Alexa que son ahora mismo “quienes lo saben todo”.
Igual que paulatinamente fueros desapareciendo las enciclopedias dejando paso a Internet, el “profesor enciclopedia” ha de dejar paso a un docente que no se limite a contar aquello que quiere que su alumnado aprenda ¿para que lo van a aprender si se lo pueden preguntar a Siri y les responde en 1 segundo en cualquier momento y situación del día? Es decir, para que se van a esforzar en coger los ladrillos que el profesor pone a su disposición si tienen un banco inmenso de ladrillos cada día en sus manos, el móvil con acceso a internet.
Sin embargo los ladrillos, pese a parecer muy fáciles de encontrar hay que saber buscarlos y darles una verdadera utilidad, ¿para qué queremos ladrillos si no vamos a construir algo?
El nuevo rol del docente pasa pues por darle utilidad a esos ladrillos, despertar en el alumnado las ganas de construir su propia casa (el aprendizaje) con ladrillos que él mismo pone al alcance del alumnado o fomentando y facilitando la correcta búsqueda de los mismos en la web u otros medios didácticos.
Las actividades que el nuevo docente propone son aquellas dirigidas fundamentalmente a que el alumnado vea y dé utilidad a los ladrillos encontrados por ellos mismos o puestos a su disposición por el docente. Actividades de índole práctica, utilizando metodologías de aprendizaje centradas en el alumno como el aprendizaje basado en problemas o en proyectos (ABP), así como fomentando la motivación del alumnado hacia esa construcción propia del aprendizaje a través del uso de las TIC o de metodologías o técnicas como la ludificación y el aprendizaje basado en juegos.
El arquitecto en una obra es el responsable de diseñar, planificar y supervisar la construcción de una vivienda o una reforma. Es responsable del proyecto y su trabajo no termina en el diseño sino que tiene que estar presente durante la construcción. Igual que el arquitecto, el docente es quien diseña, planifica y supervisa el proceso de aprendizaje (construcción) teniendo en cuenta las características y necesidades propias de su cliente y del personal encargado de la construcción.
El alumnado por su parte tendrá la función de cliente y albañil al mismo tiempo. Serán los encargados de construir su propio conocimiento en un proceso diseñado y planificado por el arquitecto tenido en cuenta sus necesidades tanto de beneficiarios de ese aprendizaje como de constructores del mismo.
El docente arquitecto selecciona los mejores materiales, los más adecuados para la construcción teniendo en cuenta características del contexto y el alumnado, planifica los tiempos y los procesos previamente. Sin embargo, de manera similar al arquitecto técnico tiene que estar preparado para posibles alteraciones y cambios de su proyecto, escucha al personal de obra (el alumnado) durante el desarrollo del mismo y lo tiene en cuenta para modificar lo que ha diseñado previamente si es necesario. Es decir, es flexible y capaz de reconocer y paliar sus errores, si surgen, durante el proceso.
En conclusión el docente arquitecto se toma la enseñanza como un proceso continuo en el que el alumnado tiene que intervenir de manera activa en su propio proceso de aprendizaje. Al mismo tiempo este proceso ha debido ser previamente diseñado y planificado por él mismo teniendo en cuenta las características propias de su alumnado y contexto. Para que los contenidos (ladrillos y materiales) puedan transformarse en aprendizaje deben ser utilizados y llevados a la práctica por los estudiantes para lo que utiliza algunas metodologías como el ABP.
Pese a ser parte fundamental del proceso constructivo, cuando una vivienda o una construcción se derrumba, la responsabilidad civil nunca recae sobre los albañiles, pues se supone que su trabajo se ha guiado y supervisado por otros cargos superiores, entre ellos el arquitecto ¿tiene sentido en este contexto echarles la culpa de la mala calidad del aprendizaje a los propios alumnos o a su motivación interna tal y como hace un profesor en el siguiente tweet?
Referencias:
C. Falcó (2021). “Rol docente en el siglo XXI”.
C. Falcó (2021). “Rol del profesor”.
Describes y argumentas muy bien la metáfora de tu visión del rol docente.
Echo en falta el análisis de algún otro rol, un cierre en forma de reto y las posibles fuentes.
Aunque ya no lo necesitas, ganas un punto para conseguir el superpoder de "Profe con creatividad"
¡Enhorabuena por el ensayo!
Has realizado una muy buena reflexión sobre el rol docente.
Coincido contigo en que ya no hay lugar para el docente enciclopedia, el cambio de la sociedad actual exige una evolución en su labor.
Además, me parece muy acertada y original la nueva visión del docente arquitecto y el alumnado paciente y albañil.
Por último, una gran reflexión final. Muy importante recordar que un mal aprendizaje por parte del alumno/a puede ser la consecuencia del uso de una ineficaz metodología por parte del profesor/a.