El papel del pensamiento crítico en la educación

Actualmente, uno de los pilares fundamentales en la educación es el desarrollar el pensamiento crítico. Éste está enmarcado en una de las 3 competencias que, según Burns y Humphreys, debe adquirir el alumnado a lo largo de su educación: el pensamiento crítico, la colaboración y la creatividad.

Este desarrollo del pensamiento crítico se realiza haciendo que el alumno o alumna piense, haciendo que desarrolle su capacidad de cuestionarse los conceptos que le enseñamos. De esta manera el alumnado comienza a plantearse unas cuestiones que quizás antes no se había planteado, analizando el entorno y la sociedad y desarrollando una serie de ideas y aspectos personales, los cuales harán que tenga una personalidad más definida en un futuro. Por ello, es algo esencial en el crecimiento de una persona, ya que conseguirán diferenciar cuando una información es real o es solo una opinión o hipótesis o si las conclusiones que saca alguien de un tema tienen una justificación coherente con sus principios o no, lo cual es muy importante en el mundo de un adulto.

Además, como profesores, tenemos que tener claro que las materias están en continua evolución, y más aún en la rama científico-tecnológica, por lo que el conocimiento que le vamos a transmitir a nuestro alumnado no es definitivo, cada vez evoluciona a pasos más grandes, incluso no es nada extraño que en este tipo de asignaturas algún alumno sepa de un tema más que el propio profesor, lo cual no nos debe molestar. De hecho, nuestro papel como profesores es incentivarles para que investiguen y se informen en algún tema si les gusta de manera especial, siendo una especie de “acompañante” en esa búsqueda de información más que el profesor cásico que “sabe todo”, haciendo que se cuestione las cosas que encuentre y no se crea todo lo que haya de información disponible, que sepa filtrar bien esa información, en definitiva, desarrollando su pensamiento crítico.

Para lograr este objetivo de desarrollar el pensamiento crítico entre nuestro alumnado uno de los modelos más aceptados a día de hoy es la taxonomía de Bloom revisada. Bloom en 1956 clasificó en seis niveles los desempeños intelectuales: conocimiento – comprensión – aplicación – análisis – síntesis – evaluación. Años más tarde, en 2001, Anderson y Krathwohl hicieron una revisión de estos, estableciéndolos de la siguiente manera: recordar – comprender – aplicar – analizar – evaluar – crear. En mi opinión, la taxonomía de Bloom revisada es un modelo correcto para que el alumnado llegue a desarrollar el pensamiento crítico, siempre y cuando se sigan unos aspectos transversales que tenemos que tener presentes en todo momento:

- Tener una mentalidad abierta: aspecto fundamental para desarrollar el pensamiento crítico, ya que sin ello no podrá preguntarse muchos aspectos.

- Aprender del propio proceso: como en cualquier otro aspecto de la vida, se aprende del propio proceso. Obviamente no vamos a poder obtener unos resultados perfectos la primera vez que lo apliquemos, con la práctica y la experiencia conseguiremos aplicarlo de manera efectiva.

- Seguir una metodología sistemática: por la misa razón que el punto anterior, debemos aplicar la taxonomía de una manera sistemática, si improvisamos y vamos haciendo cada vez una cosa distinta no conseguiremos los resultados.

Imagen 1. Esquema de la taxonomía de Bloom y la taxonomía de Bloom revisada.

Aplicando esta taxonomía, el alumno o alumna primero conoce y comprende el concepto en cuestión, para luego analizarlo y saber utilizarlo correctamente para poder tomar decisiones y de crear un nuevo conocimiento, es decir, desarrolla y aprende a utilizar el pensamiento crítico.

Ahora voy a analizar los objetivos de una unidad didáctica de la asignatura de tecnología para ver si, como debería ser, cumple con el objetivo de desarrollar el pensamiento crítico entre el alumnado siguiendo la taxonomía de Bloom revisada. En concreto, he escogido una unidad didáctica de 4º de ESO de conformado y mecanizado:

1) Conocer (recordar) las propiedades de los metales, sus características y formatos industriales.

2) Comprender e interpretar (recordar, comprender y analizar) los procesos básicos que existen en un taller mecánico.

3) Relacionar (comprender) los procesos básicos con la maquinaria que interviene en ellos.

4) Transmitir (aplicar) con precisión conocimientos sobre procesos tecnológicos actuales.

5) Actuar (aplicar) con seguridad y conocimiento en el entorno de un taller o aula tecnológica, atendiendo y respetando a las medidas de seguridad y salud.

6) Crear un plan de trabajo en el taller, respetando las normas de seguridad de los útiles.

Como se puede ver, son unos objetivos bastante completos si atendemos a la taxonomía de Bloom revisada. Sin embargo, entre ellos no aparece ninguno referente al nivel de evaluar, por lo cual sería interesante añadirlo, por ejemplo con uno nuevo que estableciera comprobar o valorar si las piezas u objetos fabricados en el taller se han realizado de manera correcta.

Como conclusión, el desarrollo del pensamiento crítico en el alumnado es parte importante del proceso de aprendizaje, y es nuestro deber como docentes fomentar a que esto suceda. Por ello surge la duda: ¿seré capaz de, con las técnicas y metodologías aprendidas, conseguir que mis alumnos desarrollen el pensamiento crítico de manera correcta?

BIBLIOGRAFÍA:

Anderson y Krathwohl. (2001). Revisión de la Taxonomía de Bloom.

Hazael, V. (2013). Taxonomía de Bloom para la era digital

Falcó, C. (2021). Análisis de objetivos. El pensamiento crítico.

Imagen de: https://eduteka.icesi.edu.co/articulos/TaxonomiaBloomCuadro