Llegamos al final del máster y tras estos intensos meses he podido corroborar lo que ya sospechaba: los tiempos han cambiado y nuevas metodologías docentes se han abierto paso, en parte gracias a las facilidades que ofrecen las nuevas (¿o quizás ya no tanto?) tecnologías.
Una de esas metodologías que ahora se aplica es el Aprendizaje Basado en Proyectos, o ABP, pero cuidado, no confundir, las siglas de ABP también pueden ser de Aprendizaje Basado en Problemas. En el siguiente vídeo repasamos las características de esta metodología:
Las dos últimas semanas, hemos tenido la posibilidad de ejercer como profesores de un grupo de alumnos con los que hemos puesto a prueba parte de nuestro ABP, y también de ejercer de alumnos para que otros compañeros pudieran probar parte de su ABP con nosotros. Ha sido una experiencia enriquecedora y es necesario realizar un análisis de lo aprendido durante la misma. En las siguientes líneas, voy a centrarme en todas las actividades en general y en ninguna en particular, tanto como alumno como profesor.
Como alumno, los ABP propuestos por los compañeros y compañeras me han resultado motivadores: desde pensar en objetos fabricados en una impresora 3D para vender a la gente del barrio para financiar el viaje de estudios hasta sensibilizarnos con los animales que se encuentran en las protectoras de animales esperando a ser adoptados. Trabajar sobre estas ideas hará que las actividades desempeñadas las recuerde durante más tiempo que si se hubiera hecho una simple clase magistral donde se explicasen los contenidos necesarios para desarrollar el ABP sin esta contextualización.
Gracias al uso de las nuevas tecnologías podemos, por ejemplo, crear los objetos que queramos con una impresora 3D o hacer encuestas online para compartir fácilmente por redes sociales y llegar a multitud de personas.
Durante la realización de estas actividades, nos hemos tenido que coordinar los componentes de los grupos de alumnos, dado que son proyectos colaborativos, lo cual considero positivo: por un lado porque aprendes a comunicar tus ideas y escuchar las de los demás siempre desde el respeto, pudiéndote beneficiar de este intercambio de ideas, por otro lado porque es lo que, con mucha probabilidad, te encuentras de adulto en el mundo laboral, y finalmente porque el hecho de debatir entre un grupo genera también el pensamiento crítico. De la misma manera, al igual que en el mundo laboral, te puedes encontrar el efecto polizón en compañeros que no se esfuercen en el trabajo, por lo que creo que es fundamental que la evaluación cuente con un importante porcentaje de coevaluación.
Como profesor, el ABP creado junto a mis compañeros ha consistido en que los alumnos graben y editen un vídeo sobre el mayor invento tecnológico de la historia analizando el contexto en el cual tuvo lugar y considerando la repercusión a día de hoy, para después enseñárselo a alumnos de cursos inferiores.
En el ABP creado, no basta con que elijan un invento cualquiera, sino que razonen el mejor, induciendo al pensamiento crítico
He de reconocer que cuesta el tener una buena idea que pueda enganchar a los alumnos y que tenga una pregunta guía clara con la que tengan que realizar una serie de pasos para terminar generando un producto. Me ha servido para darme cuenta de la complejidad de realizar este tipo de proyectos.
Tanto en clase, como particularmente mi tutor de prácticas en el instituto, se nos ha dicho que lo mejor es pensar en una idea, y después revisar el currículo para ver dónde puede encajar el ABP. Sin embargo, sin pensar en unos contenidos de manera previa a la idea, me resulta muy difícil, quizás por no tener tan en mente los contenidos curriculares debido a la falta de experiencia.
También como profesor durante el desarrollo del ABP, he aprendido lo siguiente:
Es necesario explicar bien todo y hacer especial hincapié en lo que se quiere que el alumno tenga claro, como puede ser entender los puntos de una rúbrica de evaluación, y no dar por supuesto que el alumno va a saber interpretar las cosas por él mismo.
Debemos evitar completamente los tiempos muertos en los grupos alumnos, de manera que se puedan despistar, procurando que todos avancen a la vez en la medida de lo posible.
Explicar una herramienta informática durante una sesión entera para dejar trabajar a los alumnos el resto de sesiones del ABP, no tiene sentido. Se debe explicar las cosas a la vez que los alumnos las aplican, acompañándoles en el proceso de aprendizaje.
Aunque durante la corta sesión que llevamos a cabo en el aula no se pudo corroborar si la temporalización era la adecuada, hasta no llevarla a cabo quizá no sabrás si es la adecuada.
Como futuro profesor, soy consciente que me queda largo camino por recorrer antes de ser capaz de diseñar un buen ABP, porque solo la experiencia podrá hacer que no caigamos en errores los cuales ahora no sabemos ni que estamos cometiendo cuando lo estamos diseñando. Por otra parte, es necesaria la formación del profesorado, en el que me incluyo, en las nuevas herramientas digitales que puedan favorecer el diseño de los ABP, pero estas herramientas no deberían ser distintas a las que por currículo se deben enseñar.
A pesar de haber expuesto las bondades de la metodología ABP a lo largo de este ensayo, opino, quizás equivocadamente, que no es algo que se pueda aplicar siempre. Dada mi corta experiencia en el Prácticum y la de otros compañeros, pienso que en centros o clases donde haya predisposición a trabajar, esta metodología puede ser un éxito, mientras que en otros contextos donde los alumnos no tienen interés por las materias, de poco o nada servirá. De la misma manera, alumnos que toda la vida han tenido la metodología de clase magistral, creo que les costaría asumir este tipo de aprendizaje, reconozco que a mí en su día me hubiera costado.
Por otra parte, aplicar la metodología ABP en cursos de la ESO, siempre y cuando se prevea que va a ser favorable, me parece perfecto. En los cursos de Bachillerato, en los que la nota es importante para que los alumnos y alumnas accedan a los estudios superiores que desean, no sé si es buena idea o los alumnos estarían dispuestos, puesto que parte de la nota, aunque haya coevaluación, va a depender del trabajo de sus compañeros. O también prefieren la metodología clásica porque les resulta más fácil obtener una buena nota.
Finalmente plantear un buen ABP es una carga extra de trabajo para el docente, la cual habrá que evaluar cuando estemos trabajando y viendo el tiempo del que disponemos. No obstante, el docente que lo hace por vocación, encontrará tiempo para diseñar el que él considere la mejor metodología de aprendizaje para sus alumnos. Yo ya estoy deseando tener la oportunidad.
Esta ha sido mi opinión. ¿Y la vuestra?, ¿pensáis que siempre será positivo aplicar la metodología ABP? Y una duda que me surge a futuro, ¿pensáis que la evolución de la sociedad llevará a otras metodologías más acertadas que el ABP y de nuevo nos tendremos que reinventar?
A. Sesma
Haces una buen análisis de las ventajas e inconvenientes de la actividad.
¿Alumnos sin predisposición a trabajar? Ocurre. Pero también puede ser falta de predisposición a sentarse y escuchar.
¿Por qué no en bachillerato? Si la calificación está bien ponderada "remunerará" o penalizará el buen trabajo en equipo o su ausencia.
Prefiero no entrar en el debate sobre la "vocación docente".
Nos volveremos a encontrar innovando en las aulas.
¡Feliz viaje!