Cuando pensamos en el modelo de aula que han vivido nuestros padres, visualizamos un profesor centrado en los contenidos, impartiendo una clase magistral y con una figura de autoritarismo basada en un conocimiento pleno (centremos esa imagen con el profesor subido al atril). El rol del estudiante se basaba simplemente en recibir esa información en completo silencio. Había poco espacio para el diálogo. Como podemos observar, esto ha cambiado a la vez que lo ha hecho la sociedad.
La actual generación Z a la cual vamos a impartir clase es realista. Saben que el mundo puede ser un lugar muy peligroso, lo cual les convertirá en adultos más precavidos, además de con más ganas de crear un mundo mejor. Además, se trata de una generación que posee muchas herramientas para cambiar el mundo. Internet, el poder de la organización sin organizaciones, la abundancia de conocimiento disponible, suponen superpoderes que puestos a disposición de la inquietud por crear un mundo mejor irán dando, sin lugar a dudas, sus frutos.
Los temas que puede incorporar el docente tienen la posibilidad de ser de relevancia social que favorezcan aprendizajes relacionados con valores y actitudes sin dejar de lado conocimientos y habilidades y que traten la diversidad, la equidad de género, la educación para salud, la educación sexual, la educación ambiental para la sustentabilidad, la educación financiera, la educación del consumidor, la prevención de la violencia escolar, la educación para la paz y los derechos humanos.
Sabiendo esto, ¿Qué rol debe adoptar el profesor en las aulas?
Existen diversos roles del profesor que podrían ayudar a conseguir diversas metas como el del mediador, mentor, aprendiz, vendedor, o facilitador. No obstante, lo importante es que los estudiantes adquieran las habilidades que les quieres enseña y basarse en un rol preestablecido puede ser un buen punto de partida pero hay que desarrollar y completarlo para llegar a alcanzar las metas propuestas.
Mi prototipo de docente, además de mantener la figura de autoridad en el aula, debe crear un ambiente de aprendizaje que permita la creatividad para mantener al alumno motivado y activo mediante una participación constante a través del debate y el trabajo en equipo. Que los estudiantes conciban esa aula como un espacio donde descubrir cosas nuevas y compartir ideas tanto entre ellos como con el docente.
Desde ese rol, el docente debe proporcionar las herramientas para que los alumnos que necesiten un empujón para alcanzar el nivel de la clase lo hagan y que los que ya lo hayan hecho y tengan sed de más conocimiento, no les falte nada para que sigan aprendiendo.
Todo esto debe estar sustentado por un conocimiento de estrategias didácticas, recursos y herramientas junto con un conocimiento de las características de su alumnado para poder realizar las acciones concretas en el blanco correcto.
Me gustaría imaginar que seré capaz de contagiar la motivación y aportar los conocimientos a los alumnos como fui capaz de hacer con mi hermano pequeño al iniciar su etapa universitaria y que ahora me recuerda cuanto le sirvieron para empezar con buen pie y hacer de esa etapa algo maravilloso.
R. Moner
Echo en falta un análisis de los rasgos de alguno de los roles que mencionas. Tampoco referencias ninguna fuente en la que basas tu reflexión, más allá de la experiencia personal que mencionas al final.